Es la certeza de que Cristo resucitó la que ha infundido valentía y perseverancia a los apóstoles, mártires y cristianos de todas las épocas. Es el encuentro con Jesucristo resucitado el que ha convertido y fascinado a tantas personas, que desde los inicios del cristianismo siguen dejándolo todo para seguirlo y poner su vida al servicio del Evangelio. «Si Cristo no resucitó, —decía el apóstol san Pablo— es vana nuestra predicación y es vana también nuestra fe» (1Co 15, 14). Pero ¡resucitó! Está vivo. No; no seremos nosotros menos que aquellos primeros cristianos. Jesucristo quiere encontrarse con nosotros, quiere hacerse presente en nuestra vida.
«La fe de los cristianos —afirma san Agustín— es la resurrección de Cristo»
«He aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20). El Señor está con nosotros, con su Iglesia, hasta el fin de los tiempos.
No dejemos de anunciar y de acoger esta alegre y gran noticia, especialmente, en este tiempo pascual. La fe viene por la escucha de este anuncio y crece dándola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario