Francisco y María Victoria (en la foto con otros misioneros), misioneros en Riga - Letonia |
Este próximo
domingo, 23 de octubre celebraremos la Jornada Mundial de las Misiones, más conocida como DOMUND; una fecha para
recordar a todos los misioneros españoles, pero especialmente los allegados de nuestra
parroquia, amigos y hermanos nuestros. En la Eucaristía de las 12 hs. en
nuestra parroquia estarán muy presentes. Además esa mañana haremos el envío de
todos los que colaboran en la pastoral de San Sebastián, y entregaremos a los
padres el libro de catequesis de sus hijos, para hacerles presente la misión
que tienen con los hijos, de trasmitirles la fe.
Los
misioneros dan a conocer el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos
lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no
está asentada. O en lugares donde es necesario volver a empezar, como es el
caso de muchos lugares de Europa.
“Sal de tu tierra” es el lema del
DOMUND de este año. Y es que el hombre es
relación y no puede vivir para sí mismo. Dios le ha hecho capaz de darse, y su
realidad más profunda solo aflora y se consolida en la medida en que sale hacia
el otro. La falsa seguridad que nos proporciona el no movernos de nuestro
ámbito, para no afrontar dificultades imprevistas ni perturbar nuestra paz,
solo lleva al estancamiento. Al contrario, salir de uno mismo puede implicar
riesgos y hasta fracasos y equivocaciones, pero será siempre mejor que el
“moho” que crea la instalación en nuestras comodidades. Es lo que, en términos
de Iglesia, y frente a la tentación de mirar hacia dentro, ha expresado el papa Francisco: “Prefiero
una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que
una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (Evangelii gaudium, 49).
Don Santiago, misionero en Tierra de Fuego - Chile |
Es cierto que los motivos para salir físicamente
hacia otro lugar pueden ser muy variados. En unos casos, puede tratarse de un
viaje gratificante, por motivos de placer, laborales o de estudios. En otros,
tristemente, de un desplazamiento forzado y cargado de sufrimientos, como el de
tantos inmigrantes y refugiados, expulsados de sus tierras por el hambre, las
guerras, las ideologías totalitarias... Pero hay todavía otro “salir”, que, a
diferencia del primero, no se centra en las posibles ventajas para quien lo
realiza, sino que es un vencimiento del yo; y que, al contrario que el segundo,
no viene provocado por imposiciones de otros, sino que es fruto de una radical
libertad. Es el “salir” que nos enseñan los misioneros.
El estilo de vida de estos hombres y mujeres
es una propuesta a contracorriente para la sociedad actual. En contraste
con el individualismo que se pone de espaldas a las necesidades de los demás
para centrarse en las propias —a veces, creadas—, la generosidad de los
misioneros constituye una auténtica contribución social, que ayuda a ver al
otro como hermano y no como enemigo. Su entrega y disponibilidad para el
servicio son el contrapunto del gran pecado de la indiferencia y una muestra
evidente de lo que es la Iglesia que vive las exigencias del Evangelio.
Hilario y Rut (en la foto con Don Demetrio), misioneros en Suecia |
Francisco Javier y Ester, misioneros en Bours - Francia |
Petri, misionera en Noruega |
Javier y Araceli, misioneros en San Petersburgo - Rusia |
La lista puede seguir pero lo dejamos para otra entrada...
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