Estimados amigos:
Tras haber fallecido nuestro querido D. Juan Caballero Romero cura Párroco que fue de esta Parroquia de San Sebastián durante treinta y cuatro años, y una vez jubilado y a petición propia quiso quedarse como Coadjutor o Adscrito sirviendo a la Parroquia y a Pozoblanco, durante diez años más, ejerciendo su Ministerio Sacerdotal, siendo un apóstol incansable, con un gran celo por las almas encomendadas hasta pocos días antes de su fallecimiento que ocurría el pasado tres de Mayo de Dos mil dieciséis a los noventa años de edad.
Una labor que le fue encomendada hace cuarenta y cuatro años. Con su ejemplar vida de servicio a la iglesia de Pozoblanco, le ha caracterizado su sencillez, humildad, sonrisa, siempre una palabra para todos, corazón grande, prudencia, celo apostólico en definitiva vida sacerdotal que ha ejercido en los distintos campos que el Señor ha puesto en sus manos, sirviendo con alegría hasta los últimos días de su vida.
Muchas han sido las misiones que se le encomendaron en Pozoblanco, llega en Junio de mil novecientos setenta y dos como Párroco de San Sebastián y de San Bartolomé, y como Vicario Episcopal de la Sierra.
Con el deseo de evangelizar a su Parroquia inicia hace cuarenta y dos años el Camino Neocatecumenal, camino que está dando sus frutos: tanto a nivel personal, familiar así como vocaciones a la Vida Consagrada y Familias en Misión.
Profesor en el Instituto de Bachillerato desde mil novecientos setenta y cuatro a mil novecientos setenta y ocho, una labor docente que desarrolla con los jóvenes de nuestro pueblo y de los pueblos cercanos. Además de su trabajo docente aprovechará para acercarse a estos jóvenes como Padre y Pastor.
Vocal de la Junta del Patronato de la Residencia Hermanos Muñoz Cabrera, aportando sus consejos en bien de los ancianos que allí residían.
Desde mil novecientos ochenta y dos hasta su jubilación da clases en el Colegio Virgen de Luna, así como en el Instituto de Formación Profesional Antonio María Calero.
Desde su llegada a Pozoblanco se le encomendó el Colegio Manuel Cano Damián labor que tomó con mucha ilusión para llevarles a los niños el Mensaje del Evangelio.
Durante muchos años, junto con sus compañeros sacerdotes se dirigía al pueblo a través del “Programa Minutos para meditar” en la Emisora Municipal, transmitiendo con su mensaje palabras de Esperanza y acercamiento al Evangelio.
Durante varios años atendió como Capellán al Centro de Cultura Popular y Promoción de Adultos, intentando con su Ministerio ayudar a todas las mujeres que pertenecían al mismo.
Capellán de la Hermandad de la Soledad, más de cuarenta años donde se volcaba con su corazón grande, estando presente en todos los acontecimientos de la Hermandad, así como ayudándoles en los momentos de más dificultad para velar para que los cofrades perseveren al lado de la Madre.
Capellán del Hospital Comarcal, siempre al lado de todas las personas que allí se encontraban viviendo una situación de sufrimiento y a los que con la caridad que le caracterizaba visitaba, alentaba y servía con su Ministerio Sacerdotal.
Capellán desde sus inicios del Centro de atención a Minusválidos Físicos a los que siempre tuvo entre sus preferidos sirviéndolos con un gran amor, aliviando sus vidas con su presencia , con sus palabras de aliento, haciendo de Samaritano con estas personas que viven inmersas en un gran sufrimiento.
Capellán de la Asociación Prode, casa donde disfrutaba de hacerse presente, donde siempre manifestó el amor que les tenia , siempre se sintió querido por todos, sabiendo hacerse pequeño con los pequeños, compartiendo el don de la fe con ellos y mostrarle con su predicación que eran los preferidos de Dios.
En el año mil novecientos setenta y seis junto con sus compañeros sacerdotes se preocupa de que la Virgen de Luna en su Triduo de despedía, pase por todas las parroquias, ya que es Madre de todos, y no todos por su enfermedad o ancianidad pueden pasar por Santa Catalina para despedirla.
En el año mil novecientos noventa y ocho junto con sus compañeros sacerdotes pone en marcha con los Padres Claretianos una gran Misión Popular con el deseo de que a todos sus feligreses y al pueblo de Pozoblanco llegue el anuncio del Evangelio.
En dichas misiones se crean unas Asambleas Familiares Cristianas que aun perduran en nuestra parroquia, gracias al celo y entrega de D. Juan, que todos los meses se preocupaba de visitar y fortalecer en la fe a todas las personas que acudían a ellas.
Capellán de la Coral Marcos Redondo durante más de veinticinco años, donde siempre animaba a sus componentes a seguir cantando en las celebraciones litúrgicas.
Cantad, cantadnos y levantad nuestros ánimos y corazones a las esferas más altas del arte y de la poesía, de la música sagrada.
Otras de sus grandes preferencias en su Ministerio Sacerdotal han sido siempre los niños de la Catequesis a los que se volcó en cuerpo y alma, encendiendo en ellos el deseo de seguir a Jesús, sabiéndo transmitir y llevar al corazón de los pequeños el Mensaje de Jesús.
Qué decir de los enfermos de la Parroquia, de los que siempre estuvo muy pendiente, visitándolos todas las semanas, hasta pocos días antes de su muerte confortándolos con sus palabras y llevándoles la comunión para ayudarles en sus sufrimientos.
Durante los últimos años de su vida y por enfermedad del Párroco se le encomendó la Parroquia de San Bartolomé, labor que ejerció con mucho cariño y celo pastoral donde siempre estaba dispuesto atenderla en todas sus necesidades.
Cúantos pobres de nuestro pueblo han sido testigos de la Caridad de este sacerdote al que veían como un Padre que nunca les cerró sus puertas y mucho menos su corazón, siendo ayudados siempre que acudían a el.
Estamos convencidos de que la vida de D. Juan ha sido un gran regalo de Dios para la Parroquia de San Sebastián y para todo el pueblo de Pozoblanco, donde tantas personas se han visto beneficiadas de su Ministerio.
D. Juan por su forma de actuar día a día por estar siempre atento, servicial, cariñoso, entregado, dispuesto, amable, se ha quedado para siempre en Pozoblanco y se ha cumplido su deseo de estar con nosotros hasta el último aliento de su vida, pero no ha conseguido quedarse solo en Pozoblanco, sino que se ha quedado en el corazón de los tarugos. El día de su entierro, Pozoblanco daba fe de ello.
D. Juan fue un sacerdote muy sencillo y no le gustaba ser considerado, solo hacia su misión contento de haber llevado a cabo lo que Dios le había encomendado.
Pero es de ser bien nacidos el ser agradecidos y creemos que D. Juan por los muchos años que ha estado ejerciendo su Ministerio Sacerdotal para Pozoblanco, abriendo sus puertas y sobre todo su corazón a cualquier persona que lo ha necesitado, queremos que su nombre además de estar en nuestros corazones, quede grabado en una calle al lado de la parroquia, como agradecimiento a tanto bien que hemos recibido de su persona.
Por tanto queremos expresar mediante este escrito el proyecto que tenemos entre manos ante el Excmo. Ayuntamiento y con la adhesión de Cofradías, Asociaciones y pueblo en general, que se dignen conceder si lo ven oportuno una calle cercana a la Parroquia a la que sirvió durante cuarenta y cuatro años, calle que hemos pensado que podía ser Calle Hilandos desde el comienzo de la misma hasta desembocar en la parroquia, habiendo sido elegida por comenzar cerca de su domicilio y terminar cerca de la Parroquia, y por la que tantas veces pasó para ir a ejercer su Ministerio, quedando con el nombre de Cura D. Juan Caballero Romero.
A partir de ahí hasta llegar al Recinto Ferial, continuaría con Hilandos con el fin de que no se pierda el nombre de la calle que figura desde la antigüedad.
Con la confianza de que todos habéis sido testigos de la entrega de D. Juan, respaldareis esta iniciativa para que llegue a feliz término.
En nombre de la Parroquia y de la Comisión organizadora de este proyecto, manifestamos nuestra gratitud y vuestro apoyo.
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