Blas García, hijo de Paco y Eugenia, con solo 28 años es considerado por la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, el médico mejor formado en su especialidad. No vamos a desarrollar aquí su curriculum vitae, que es de órdago. Además, Blas estará de acuerdo con Eclesistés 1,2: ¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!... La entrevista que viene a continuación, que seguro gustará a todos, especialmente a todos los amigos y hermanos en la fe que tiene en la Parroquia, hemos tomado de una publicación de Antonio Jimeno Márquez en Sociedades binarias.
Según las malas lenguas de la parroquia, que hay varias, esa cara de niño bueno que tiene, engaña...
Esta es una pregunta que ni siquiera yo sabría contestar exactamente. Siempre me habían entusiasmado las asignaturas de ciencias y siempre tuve claro que haría una carrera relacionada con ellas. Recuerdo que durante la ESO me gustaba mucho química y en ese momento me inclinaba más por la licenciatura de química o la ingeniería química aunque nunca descarté hacer medicina. Ya en Bachillerato me incliné más por medicina y en 2º de Bachiller era mi objetivo claramente porque recuerdo el estrés extra de aquellos dos últimos años para conseguir una nota de corte alta como exigía el acceso a la licenciatura de medicina.
Tener vínculos familiares con PRODE, ¿influye para que uno quiera ser médico?
Personalmente tengo que decir que no. Desde niño me críe con un vínculo muy estrecho con PRODE y para mí nunca fueron personas “enfermas” por el hecho de ser discapacitados. Mi abuelo Blas en eso siempre tuvo mucha “culpa” porque siempre se encargó de hacérmelo ver de esta forma. Una vez que mi abuelo dejó sus responsabilidades en PRODE mientras yo cursaba los últimos años de la ESO mi vínculo con PRODE fue mucho más limitado y no determinó mi decisión para ser médico.
Creo que lo que determinó mi interés por la medicina fue el hecho de que era una profesión con la que tienes un trato muy continuo y humano con la gente y con la que se presta un servicio que conlleva “restaurar” uno de los mayores bienes que tenemos cada uno de nosotros como es la salud.
¿Dónde haces la carrera? ¿Cuáles son tus asignaturas favoritas? ¿En algún momento sientes que te has equivocado de vocación y que ser médico no es lo tuyo?
Inicié la licenciatura en la Facultad de Medicina de Badajoz el primer año y posteriormente pedí mi traslado de expediente a la Facultad de Medicina de Córdoba donde acabé finalizando la carrera. Estos años de carrera fueron años de mucho trabajo que recuerdo con mucho cariño donde a pesar de los largos días encerrado en bibliotecas, disfruté muchísimo del ambiente universitario y de ir viendo día a día que el esfuerzo va teniendo sus recompensas en la consecución de la objetivos que yo tenía en aquél momento.
Las asignaturas que más me gustaron de la carrera durante los primeros años fueron sin duda bioquímica y fisiología humanas junto a las asignaturas de anatomía humana. Estas asignaturas eran las más duras pero recuerdo disfrutar muchísimo durante su estudio. Ya en los últimos años de carrera sin duda fueron las asignaturas de las especialidades quirúrgicas las que despertaban gran interés en mí y las que determinaron mi inclinación para intentar optar a una plaza en alguna especialidad quirúrgica una vez finalizada la carrera.
En cuanto a si alguna vez me replanteé la vocación de ser médico, tengo que decir que no. No me veía satisfecho dedicándome a otra cosa y aunque muchas veces el camino a recorrer durante la licenciatura era muy duro y con un nivel de exigencia muy alto, siempre tuve claro que había que buscar los medios necesarios para superar los obstáculos que suponían sacar adelante algunas de las asignaturas.
Y decides que quieres ser cirujano maxilofacial ¿por qué esta especialidad y no otra?
Esta pregunta me la hizo mucha gente cuando elegí esta especialidad. De hecho, muchísima gente ni sabía que existía.
Cogí esta especialidad porque es una especialidad quirúrgica pura, ya que la cirugía era lo que durante la carrera siempre me había gustado y porque es la única especialidad que tiene en cada procedimiento un doble reto. Por un lado siempre ha que restaurar la función de las estructuras que operamos y además siempre hay que restaurar esta función conservando el aspecto estético más favorable o más parecido al que tenía el paciente cuando no tenía ninguna enfermedad. Un ejemplo de esto es cuando a un paciente con un cáncer de la cavidad oral tenemos que quitar como consecuencia de un tumor parte de la lengua, el paladar, la mandíbula o el maxilar. Evidentemente, tras quitar el tumor y todas esas estructuras, tenemos que reconstruirlas con injertos de partes del cuerpo como fragmentos de huesos de las piernas para construir una nueva mandíbula, piel y músculo de los brazos para hacer una nueva lengua o paladar, etc. No solo debemos restituir las funciones del habla, la masticación y la deglución sino que debemos reconstruir todas esas estructuras de la forma más estética posible para que el paciente tenga las mínimas secuelas tras la cirugía.
Otro motivo por el que elegí esta especialidad, es por la cantidad de procesos que trata. Operamos toda las fracturas de la cara tras accidentes de tráfico, todos los cánceres que afectan a la cabeza, la boca y el cuello, toda la cirugía oral, niños con malformaciones craneocefálicas o sindrómicos como el labio leporino, las patologías de la articulación temporomandibular, toda la reconstrucción de los tejidos blandos y óseos del esqueleto facial mediante injertos de cualquier parte del cuerpo, tratamos toda la patología de las glándulas salivares, la corrección de deformidades dentofaciales como los prognatismos, mordidas cruzadas o retrognaticas y una parte importante de la especialidad como son todos los procedimientos de cirugía plástica, reparadora y estética de la cara.
Un día, te encuentro en el Reina Sofía, pero luego... te vemos dar vueltas por el mundo. ¿En qué países has estado?
He tenido la suerte durante los años de formación MIR (de médico interno residente) en la especialidad de cirugía maxilofacial de pasar algunos meses en hospitales de referencia internacional en mi especialidad. He estado en varias ocasiones en EE.UU. En concreto en Florida pasé un par de meses en el “Health Science Center Universitary Hospital” de la Universidad de Florida aprendiendo cirugía reconstructiva facial microvascular; también en Baltimore en el estado de Maryland en el “Johns Hopskins Hospital” y el “University of Maryland Medical Center” que es el centro de referencia internacional en transplante facial y pacientes politraumatizados a nivel mundial. También he estado en varios congresos y cursos en Los Ángeles, Nueva York, Beverly Hills, Orlando, etc. También pasé un par de meses en la ciudad de San José en Costa Rica en el “Hospital Nacional de Niños” que es el hospital de referencia centroamericano en niños con malformaciones craneocefálicas ya que allí la interrupción del embarazo está penada en todas sus modalidades por lo que no se producen abortos como en nuestro país de niños con labio leporino y por tanto la incidencia de esta patología y otras malformaciones en estos países es muy alta y los cirujanos maxilofaciales tienen mucha experiencia en el tratamiento de estos niños.
En México también pasé una temporada aprendiendo específicamente rinoplastia, ya que es uno de los procedimientos que exigen mayor entrenamiento para hacerlos correctamente y donde tuve la oportunidad de formarme con uno de los mejores cirujanos del mundo en este ámbito.
En Brasil pasé un par de meses formándome en cirugía plástica y estética de la cara con los Dres. Patrocinio que a nivel internacional son hoy día pioneros en las técnicas más novedosas en cirugía plástica facial.
¿Qué relación guarda tu especialidad con la cirugía plástica?
Nuestra especialidad se compone de 8 subespecialidades que he descrito casi en su totalidad anteriormente. Una de ellas es la cirugía plástica, reparadora y estética de la cara tal y como contempla el BOE donde se regula nuestra especialidad.
Aunque los cirujanos plásticos generales (los médicos que son especialistas en cirugía plástica general) también tratan la cara, nuestra especialidad está mucho más entrenada para realizar aquellos procedimientos que involucran a la cara y por tanto tenemos una mayor experiencia de forma general, para realizar estos procedimientos como son la rinoplastia, el lifting, la cirugía de los párpados, la cirugía ortognática como los prognatismos o retrognatias, etc.
En general los cirujanos plásticos se dedican más a intervenciones corporales como la reconstrucción mamaria, los pacientes quemados, reconstrucción de miembros, etc. que a la cara que es ámbito más específico del cirujano maxilofacial.
¿Qué te parece que la gente utilice la cirugía plástica para mejorar su imagen?
Hay que diferenciar a 2 grupos de pacientes demandantes de cirugía plástica y estética. Hay un grupo de pacientes que tiene problemas reales que afectan a su imagen y a su día a día y que necesitan realmente una solución para poder ser personas mejor integradas en una sociedad cada día más cruel y que tiene muy en cuenta el aspecto físico. Existen pacientes con secuelas de enfermedades como una parálisis facial, una quemadura, un accidente que deja cicatrices o deformidades, un tumor de piel, una lesión congénita, etc. que precisan de nuestra ayuda para tener un aspecto de “persona normal” sin perseguir un grado de belleza ideal.
Por otro lado existe otro grupo de pacientes que aún no presentando ningún problema, solicitan nuestros servicios para tener un aspecto más joven o cambiar pequeños defectos que le suponen un cierto grado de complejo.
Mi opinión en cualquiera de los dos grupos, es que todo depende de lo que el paciente pretenda conseguir tras la cirugía y de si lo que quiere cambiar es razonable o no. Existen muchos pacientes que solicitan intervenirse para cambiar defectos que en absoluto están justificados y que a mi entender es una barbaridad pasar por una cirugía. A este tipo de pacientes yo no los opero.
Por otro lado, creo que hoy día si uno puede verse mejor, sentirse mejor y más seguro de sí mismo y la ciencia y la cirugía se lo pueden proporcionar de una forma segura, no creo que haya nada malo siempre que exista una razón de peso para pasar por este proceso.
La imagen que se da en los medios -sobre todo en la tele y en el cine.- es que los cirujanos maxilofaciares y plásticos son gente bastante frívola cuyo principal interés es ganar dinero. ¿Se corresponde esta imagen con la realidad?
Gracias a Dios, en España no hemos llegado en absoluto a la locura que vemos a diario en los Shows de TV americanos donde la cirugía plástica se ha convertido en la norma de casi todo aquél que puede pagársela.
En nuestro país (de momento) los pacientes que demandan cirugía estética suelen tener un motivo justificado para querer operarse. Suelen ser pacientes con una nariz exageradamente grande, mujeres con un grado de envejecimiento muy superior a la edad que presentan, niños con deformidades en las orejas que hacen imposible su integración en los colegios, etc. En cuanto a si el objetivo de estos profesionales es ganar dinero, tengo que decir que existen pocos cirujanos maxilofaciales o plásticos millonarios en nuestro país comparado con otros especialistas como los oftalmólogos, dermatólogos o traumatólogos y, a diferencia de lo que ocurre en América porque la demanda de estos procedimientos no es tan alta.
Los profesionales que nos dedicamos a estas especialidades, te aseguro que nos apasiona el reto que suponen estos procedimientos.
No hace mucho que te casaste, ¿tuvo algo que ver que también tu mujer fuera cirujana? ¿Una pareja como vosotros lleva la cirugía a todos sitios o sólo forma parte del trabajo?
Siempre dicen que los médicos solo sabemos hablar de medicina. Esta afirmación es totalmente cierta. Nos apasiona tanto nuestra profesión que nos es difícil hablar de otras temas.
Para los médicos es muy importante que nuestra pareja entienda perfectamente nuestra profesión y es mucho más difícil que tu pareja la entienda si no es médico. Gracias a Dios nosotros conocemos perfectamente que implica nuestra profesión, el tiempo que necesita de dedicación y las horas que conllevan estar fuera de casa. Nosotros nos entendemos perfectamente en este sentido y creo que es una gran ventaja.
¿Qué hay detrás de la muerte, Blas? ¿Continúas siendo creyente?
Hay quién afirmaba que cuanto más avanzara la ciencia, menos se necesitaría recurrir al argumento de la existencia de Dios. En mi opinión, nada más lejos de la realidad. Si algo me ha hecho estar más seguro de la existencia de Dios, ha sido precisamente el avance de la ciencia. Aunque sea atrevido, para mí, negar la existencia de Dios es una estado de ignorancia. Con esto no afirmo en absoluto que la creación vino de Adán y Eva ni demás historias descritas en el antiguo testamento. Lo que tengo claro es que existe una enorme complejidad en cada ser vivo del universo en el que se precisan que numerosísimas estructuras funcionen con una precisión matemática y que la gran mayoría de estas funciones y estructuras ni siquiera llegamos a comprender en la actualidad. Por tanto, cuanto más conozco la complejidad mediante la que funcionamos, más descarto que todo sea fruto de la casualidad. Además, en mi práctica profesional, he sido testigo en numerosas ocasiones de cómo no se cumplían las “normas” de funcionamiento humano que los científicos han descrito donde pronósticos nefastos sin posibilidad alguna de supervivencia tuvieron curaciones completas. Creo que con esto contesto a la segunda pregunta.
Respecto a la primera, no se qué hay después de la muerte. Lo que sí creo es que no acaba todo con la muerte. Curiosamente hace no mucho tiempo, se publicó un estudio científico realizado en más de 15 hospitales de Reino Unido sobre 2000 pacientes que habían sobrevivido a paros cardiorrespiratorios prolongados tras reanimaciones cardiopulmonares que manifestaban en más de la mitad de los casos ser totalmente conscientes de todo lo que pasaba a su alrededor aún sobrepasando el tiempo que el cerebro se considera capaz de percibir cualquier estímulos tras el cese del flujo sanguíneo. Otros tantos manifestaban como sus cuerpos se desprendían y otras muchas situaciones curiosas. A día de hoy lo que estos pacientes manifestaron no es explicable por ninguno de los procesos científicos que se conocen.
A tu juicio, ¿qué virtudes tiene que tener un profesional de la medicina para convertirse en un buen médico?
Sin duda alguno lo más importante para un paciente es el trato humano y cercano. Muchas veces no es tan importante la curación en sí como el trato que el paciente percibe por parte de un médico. Ante un estado de debilidad como es la enfermedad el médico tiene ante todo que saber entender el duro proceso por el que está pasando cada paciente en primer lugar y por supuesto, el médico debe haberse preocupado de obtener los conocimientos suficientes como para buscar de entre todas las alternativas posibles la mejor solución para cada enfermedad o situación.
Esto es realmente difícil cuando la carga de trabajo de los médicos es increíblemente elevada y el cansancio y el ritmo de trabajo hacen que en ocasiones los médicos no actuemos todo lo bien que los pacientes se merecen. Al fin y al cabo, también somos personas y no superhéroes.
¿Qué es lo peor de ser médico? ¿Se está más preparado para afrontar la muerte si te la encuentras a diario?
Para mí lo peor de ser médico es la cantidad de horas que esta profesión conlleva. Es cierto que cuando uno tiene vocación real, esto se lleva bastante bien aunque el agotamiento en algunas ocasiones es muy grande. En nuestra profesión también nos topamos en ocasiones con pacientes con un grado de exigencia y expectativas muy elevado que pagan en ocasiones sus frustraciones con los profesionales médicos. En alguna ocasión he vivido este tipo de experiencias y son realmente duras porque escapan totalmente a la buena voluntad y disposición que uno pueda tener.
En cuando a si se está más preparado para afrontar la muerte cuando la ves a diario, mi opinión es clara: Sí. A día de hoy para mí la muerte es algo tan o más natural que la vida misma. Por desgracia, en nuestra especialidad lidiamos con muchísimos pacientes con cánceres tremendamente agresivos que conllevan con bastante frecuencia a la muerte. A día de hoy, la vida es el único proceso biológico que al 100% sabemos como va a finalizar.
¿La sanidad tiene que ser pública o privada? Has estado mucho tiempo viajando por el mundo, ¿qué has visto por ahí que aquí no tenemos y que harían mejor nuestra sanidad?
En mi opinión, creo que los sistemas sanitarios que mejor funcionan son la sanidad privada y daré mis motivos.
En EEUU por ejemplo, la sanidad es privada. Cada ciudadano paga un seguro médico que no es más caro que lo que el gobierno destina en cada nómina mensual a la seguridad social. Por tanto, si el gobierno nos pagase nuestra nómina al completo y cada uno de nosotros destinásemos ese dinero a un seguro privado, probablemente tendríamos más coberturas de las que nos ofrece la sanidad pública en España actualmente. Habría que tener también sin duda un plan de gratuita para los desempleados y gente sin recursos (qué también lo tiene EEUU con todo lo que se le critica en temas de sanidad).
El principal problema que en mi opinión existe con la sanidad pública es el increíble derroche de recursos. Las gerencias destinan partidas enormes de dinero a auténticas estupideces y como parece ser que el dinero no es de nadie, todo el mundo parece conforme. Esto no ocurre cuando la gestión es privada donde los recursos se optimizan al 100%.
Otro aspecto negativo de la Sanidad Pública, es que no existe una preocupación ni un interés en tener a los mejores profesionales en las platillas de personales de los hospitales públicos. Da igual a quién se contrata, sea bueno o malo, este cualificado o no. En mi caso por ejemplo (aunque esté mal que yo lo diga) mi hospital no me ha contratado cuando se supone, que la mayor institución en mi especialidad que es la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, ha considerado que soy el médico mejor formado en mi especialidad y no me ha quedado más remedio que irme de Andalucía. Esto jamás ocurre en un hospital privado donde siempre existe una gran preocupación por contar con los mejores especialistas entre sus filas.
A tu corta edad, ya has recibido varios galardones, ¿qué se siente al comprobar que tus compañeros de profesión valoran tanto tu trabajo?
Evidentemente mucha satisfacción por un trabajo bien hecho. Ciertamente me da hasta cierta vergüenza verme por ahí en los medios de comunicación porque tampoco considero que sea para tanto, pero es un honor contar con el reconocimiento de los colegas de profesión y todos estos premios y demás lo que me animan sin duda es a seguir trabajando duro por tener la mejor formación posible para dar el mejor servicio a los pacientes.
Por último, ¿de qué será capaz la cirugía maxiolofacial que no sea capaz de hacer ahora?
Esta especialidad a sufrido una transformación increíble en la última década. Hemos pasado en 30 años casi de dedicarnos en exclusiva a la cirugía oral y a pequeñas reconstrucciones en la cara a los transplantes faciales y a la cirugía guíada por navegación que consiste en operar mediante una especia de GPS que se incrusta en la cabeza del paciente y vamos viendo a través de unos sistemas de tomografía computerizada por donde estamos operando.
Hoy día existen numerosas investigaciones en cuando a la regeneración de tejidos con células madres que sin duda veremos grandes avances en los próximos años, se están desarrollando mucha tecnología en cuanto a las herramientas diagnósticas y de tratamiento y podremos planificar casi al milímetro cómo quedará una cara y cuál será el resultado tras una cirugía con una precisión enorme. Todo esto será más a corto plazo que a largo plazo, ya que los avances en medicina se suceden a un ritmo que no me atrevo a decir qué estaremos haciendo de aquí a 20-30 años.
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