PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

martes, 12 de enero de 2016

El servicio de preparar, lo que será, EL CUERPO DE CRISTO

Algunas de las "santas mujeres" que realizan este servicio
Las formas para consagrar que utilizamos en nuestras  celebraciones, están hechas por un pequeño grupo de mujeres de nuestra Parroquia y la hacen en la misma parroquia.
Es pan ázimo, es decir harina de trigo sin levadura y agua. La masa resultante es extendida y puesta entre dos planchas que mantienen una temperatura de 170ºC. De esta forma, el agua de la mezcla se evapora y permite que las láminas sean secas y crujientes, las cuales después son recortadas con unas maquinas pequeñas, como una perforadora, dejando la forma y tamaño que conocemos.

Luego de este proceso, las formas no vuelven a ser tocadas por nadie, solo hasta que llega el momento de la Santa Misa para la consagración.

Desde el momento de la elaboración, las que realizan este servicio en la Parroquia, tienen la conciencia de acercar a las demás personas a Jesús en la Eucaristía, saben que tiene que ser un procedimiento  limpio, digno, con mucho cuidado, pensando en quién se va convertir ese pedacito de pan.

Recortando 

¿Por qué pan ázimo? El pan ázimo tuvo su aparición bíblica en la cena pascual del pueblo de Israel. Dios ordenó al pueblo: «En aquella misma noche comerán la carne. La comerán asada al fuego, con panes ázimos y hierbas amargas» (Ex. 12, 8). Según el Evangelio, la Última Cena de Jesús fue, precisamente, una cena pascual (cf. Mt. 26, 17). En ella, Jesús utilizó pan ázimo. La liturgia actual sigue utilizando el pan ázimo para la consagración eucarística. Son las hostias u obleas que todos conocemos. Es pan sin levadura. Por eso es delgado, no se “esponja”. 

El pan ázimo es sinónimo de prontitud, de diligencia. Dios mandó a los judíos que comieran el cordero pascual de prisa: «Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es Pascua de Yahveh» (Ex. 12. 11). ¿Por qué tanta prisa? Porque había que salir, cuanto antes, de la esclavitud de Egipto. A lo largo de la Biblia, la salida de Egipto constituye un signo del poder liberador de Dios que será interpretado cada vez más como liberación del pecado y de la muerte. Salir de Egipto es dejar atrás toda esclavitud moral o espiritual y caminar hacia una tierra prometida que es espacio de vida y libertad. El pan ázimo de la Eucaristía es símbolo de la determinación para dejar atrás la esclavitud del pecado y de la ayuda de Dios para lograrlo.
Restos del recorte
«De la masa que habían sacado de Egipto cocieron tortas ázimas, porque no había fermentado todavía; pues al ser  echados de Egipto no pudieron tomar víveres ni provisiones para el camino» (Ex. 12, 39). Salir de Egipto sin tiempo para tomar víveres ni provisiones exigió cambiar seguridades. Fue la gran lección que el pueblo de Israel debió aprender en el desierto: el abandono en las manos de Dios. Y Dios se encargó, en efecto, de que no les faltara lo esencial: pan y agua. Hizo bajar pan del cielo (cf. Ex. 16, 15) y brotar agua de una roca (cf. Ex. 17, 6).
El pan ázimo –pan sin levadura–, según san Pablo, es símbolo de esta transición de lo viejo a lo nuevo; de Egipto a la tierra prometida; de la esclavitud del pecado a la libertad de la gracia.  Escribe así a los corintios: «Purificaos de la vieja levadura para ser masa nueva; pues sois ázimos… Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad» (1 Cor. 5, 7 – 8).

TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Son la palabras pronunciadas por el Señor en la Última cena, y que el sacerdote lo dice “in persona Christi” durante la consagración en la Santa Misa. Aquí ya estamos hablando del Cuerpo de Cristo.



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