PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

jueves, 3 de diciembre de 2015

Con San Francisco Javier nos vamos a la misión...

   Hoy fiesta de San Francisco Javier,  "El gigante de la historia de las misiones".  Hoy el Señor sigue llamando para ir a evangelizar hasta los confines de la tierra.. 

   Nació en el castillo de Javier (Navarra) el año 1506. Cuando estudiaba en París, se unió al grupo de san Ignacio. Fue ordenado sacerdote en Roma el año 1537. El año 1541 marchó al Oriente. Evangelizó incansablemente la India y el Japón durante diez años, y convirtió muchos a la fe. Murió el año 1552 en la isla de Sanchón Sancián, a las puertas de China. San Francisco Javier tenía entonces cuarenta y seis años y había pasado once en la misión. 

   El cuerpo fue trasladado a Malaca, donde todos salieron a recibirlo con gran gozo. Al fin del año, fue trasladado a Goa, donde los médicos comprobaron que se hallaba incorrupto. Ahí reposa todavía, en la iglesia del Buen Jesús. 
   Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila, Felipe Neri e Isidro el Labrador.

   Al leer la vida de este gran misionero uno no puede dejar de reconocer la fuerza impresionante que tiene la gracia de Dios, que es capaz de capacitar y trasformar la vida de una persona. Si nos abrimos a la acción de Dios, si nos fiamos de Él puede obrar en nosotros maravillas…

   También el Señor ha querido bendecir y embellecer nuestra Parroquia con personas dispuestas a partir a la misión. Muchos ya están fuera, y próximamente partirán dos nuevas familias: Francisco Javier y Ester, con 3 hijos, partirán para Bourges (Francia); y Francisco Javier y Raquel con 5 hijos, a Riga (Letonia). El nombre no es casualidad... "En el nombre del cristiano va la misión y el ser..."


 “Confirmo vuestra llamada, sostengo vuestra misión y bendigo vuestro carisma”, decía el Papa al enviar a varias familias a la misión.

   «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16, 15-16). Las familias unidas a una comunidad cristiana, tienen la misión de dar los signos de la fe que atraen a los demás hacia la belleza del Evangelio. Dice  Cristo: «Amaos como yo os he amado;  en esto todos reconocerán que sois mis discípulos», (Jn 13,34), y «Que todos sean uno… para que el mundo crea» (Jn 17,21).

   Dios nos ama y Jesucristo ha entrado en la muerte por nosotros y ha sido resucitado por el Padre para darnos la gracia de dar nuestra vida a los demás. De este gran mensaje el mundo de hoy tiene una extrema necesidad. “¡Cuánta soledad, cuánto sufrimiento, cuánto alejamiento de Dios en tantas periferias de Europa y de América y en tantas ciudades de Asia! ¡Cuánta necesidad tiene el hombre de hoy, en toda latitud, de sentir que Dios lo ama y que el amor es posible! Estas comunidades cristianas, gracias a ustedes, familias misioneras, tienen la tarea esencial de hacer visible este mensaje. ¿Y cuál es el mensaje? Cristo está resucitado, Cristo vive, Cristo está entre nosotros. 
    Es necesario pasar de una pastoral de simple conservación a una pastoral decididamente misionera (Evangelii gaudium, 15). Es lo más importante que debemos hacer si no queremos que las aguas se estanquen en la Iglesia”. (Papa Francisco)

   La llamada de Dios, tal como la entiende la Iglesia, siempre es a la vez personal y comunitaria. En general, Dios no nos ha llamado como a personas aisladas. Dios nos llama a formar parte de un pueblo, una comunidad que es la Iglesia.  Por eso la misión no es a título personal sino como miembro de un pueblo.

   Estos misioneros  parten sin grandes apoyos humanos, pero cuentan, antes que nada, con el apoyo de la Providencia divina.

   Nos alegramos porque es señal que el Señor cuenta con nosotros…

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