Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9,37-42. 44.46-47
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
-Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.
Jesús respondió:
-No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo.
Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Palabra de Dios.
En la Iglesia todos caben, todos cabemos. Los mejores y los peores, los gordos y los flacos, los ricos y los pobres, los guapos y los feos, los santos y pecadores, etc… Pero ¿todos caben sin condiciones? ¿cada uno puede pensar lo que quiera y defender lo que le parece….?
Tenemos que distinguir entro lo que es imprescindible, es decir hay un mínimo fundamental y esencial que tenemos que aceptar, acoger para estar en la comunión de la Iglesia de Jesucristo, en la comunidad cristiana. Aquellas cosas esenciales que enseña Jesús en los Evangelios y la Iglesia lleva 2000 años trasmitiendo. Y luego están aquellas
cosas en las que cabe una diversidad de opiniones y pensamientos, donde no
todos tenemos por qué pensar de la misma manera…
Por ejemplo: uno no puede pretender pertenece
a la Iglesia Católica y a la vez defender el aborto, el divorcio, quedarse con
lo ajeno…; no se puede pretender estar en comunión con la Iglesia y no creer en
la divinidad de Jesucristo, la presencia real del Señor en la Eucaristía o
pensar que la celebración del Domingo es irrelevante… Hoy vemos, en la sociedad y enttre los mismos católicos, que las cosas
que son fundamentales, indispensables no son consideradas tales por todos…
Ya decía san Agustín a los cristianos del siglo IV: “Een lo esencial
unidad, en lo opinable libertad y en todo caridad”. Hay cosas que están sujetas
a opinión y otras no. Porque en estas se juegan nuestra vida, nuestra
felicidad, nuestro bien, nuestra realización… “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón” (Sal 18)
(Se aceptan sugerencias, ideas,
ejemplos, midrash, etc… que ayude a comprender y profundizar más en el Evangelio.
canterorojas@gmail.com)
sheverez
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