PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 14 de junio de 2015

"El Reino de Dios se parece a un hombre que hecha simiente en la tierra..."



   Según el Evangelio de hoy, hay cosas pequeñas que pueden volverse muy grandes, y dar mucho fruto y esas cosas pequeñas que no le damos importancia resultan demasiado importantes. Dios quiere que prestemos atención a las cosas pequeñas. La liturgia por ejemplo está hecha de cosas muy pequeñas: recibimos al  más grande del universo, a Jesucristo, y ¿cómo lo recibimos? Como si fuera un trozo de pan. O como un sacerdote, un pecador, tantas veces indigno, con algunas  palabras puede perdonar totalmente nuestros pecados. Nuestra fe y nuestra relación con Dios está hecha de cosas muy pequeñas. Pero el mundo no tiene ojos para las cosa pequeñas. Ve a un embrión en el vientre de una mujer y dice: eso no es nada se puede eliminar; y Dios dice eso es precioso, es una vida inmortal.

   A los cristianos de hoy nos toca crecer en medio del descreimiento, de la inmoralidad, teniendo que enfrentar la indiferencia, la hostilidad o la seducción de los cantos de sirenas del mundo, venciendo la tentación del mimetismo, del hacer lo que hacen los demás, lo que piensa y dice la mayoría, de someternos a los dictados de la moda, o a las costumbres impuestas a las mayorías…
 No es tiempo para cristianismos burgueses, cómodos, católicos de fin de semana, cristianos de sillón frente a la televisión... 

   Estamos en tiempo de mártires -aunque de momento, nosotros, no tendremos ese honor, solo tienen el empeño de corrompernos-, es hora de echar raices profundas en la fe, en el conocimiento de la Escritura, de oración, de perseverancia y de ascesis... 

    Pero tengamos la certeza de la eficacia de la palabra de Cristo, de la fuerza de su Reino, del poder de esa semilla pequeña, que sea que duerma o se levante el hombre, de noche o de día, germina y va creciendo, sin que se sepa cómo.  Hasta el día de la hoz y de la cosecha. 

 

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