PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

sábado, 2 de mayo de 2015

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y así seréis mis discípulos" (Jn 15,5.8)


        

   El evangelio de este domingo no dice que se necesita gente honesta, que se porte bien; como diríamos nosotro "buena gente". El evangelio dice que hacen falta personas que crea en Jesús y ame a los hermanos y que dé frutos. No  interesan cristianos que solo se porten bien, interesan cristianos que estén unidos a Jesucristo, capaces de jugarse todo por Él. Portador de esa vitalidad que no puede dar nuestra naturaleza,  ni la medicina, ni la droga, ni el alcohol, ni la técnica, ni las realizaciones políticas, científicas o económicas, sino la vitalidad del mismo Dios

   La alegoría de la vid que nos presenta el evangelio de hoy es muy clara: ser cristiano no es solo vivir una ética, una moral, una enseñanza, es antes que nada participar de la savia, de la vitalidad del tronco, de Cristo Resucitado, de su Santo Espíritu. Vitalidad que nos llega ordinariamente mediante la oración y los sacramentos y sin la cual es imposible, tanto en el orden individual como en el social, vivir moralmente, dar frutos, vivir la vida en cristiano: "sin mí no podéis hacer nada". Jesucristo no ha venido para recortar nuestra vida, nuestra felicidad sino para que sea posible vivirla en plenitud. Él es nuestra plenitud y nuestro gozo. 

   La clave de la vida cristiana está en permanecer en Cristo. No te separes de Él.

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