PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

jueves, 11 de diciembre de 2014

Testimonio de Maria Dolores. "Mi vocación es un gesto inmenso de la misericordia de Jesucristo, que me ha elegido amorosamente"




Su “hacer” en mí, es misericordia infinita…
 
La pequeña escalera de casa, era el lugar donde pasaba grandes ratos contemplando el cielo, imaginando,…  allí  consultaba  con “Alguien” sobre mis anhelos…  Decía S. Juan Pablo II que “sabemos buscar a Dios desde niños...” Aquella era entonces mi forma de buscarlo. Hoy,  soy la hermana Mª Dolores,  consagrada al Señor en el Monasterio de las hermanas Concepcionistas Franciscanas de Hinojosa del Duque, Córdoba.

 De niña,  vivía el presente con alegría, pero,  cuando fui  creciendo comencé a vivir solamente del futuro.  En mi futuro había ciertos proyectos: trabajar, formar un matrimonio cristiano, entregarme a mis hijos… En mi proyecto también estaba educar mis hijos en la fe. La fe que yo había recibido de mis padres y que continuó madurando en la Iglesia a través del Camino Neocatecumenal, al que el Señor me llamó a los diecisiete años en mi pueblo natal, Villanueva de Córdoba. Pertenecí a algunas otras comunidades de Córdoba durante mis estudios y finalmente a la Parroquia San Sebastián de Pozoblanco. Este camino me enseñó a descubrir mi historia a la luz de la Palabra de Dios.
Pero la fe que vivía, era aún una fe heredada.  Veía el “hacer” de Dios en los demás: en el noviazgo cristiano de mi hermana, en el salir de sí  de aquellas familias que se entregan a la misión o en aquellos que pierden su vida por la donación sacerdotal; pero,¿dónde estaba mi lugar…? Vivía dejándome llevar de esos proyectos, pero, cuando se empezaban a hacer realidad: un trabajo, un novio,…en mi interior sentía: “son planes limitados, hay Alguién más que quiere llenar tu ser”


    En ese tiempo, me puse en manos de mi Madre la Iglesia, y en un  simple acto de abandono….  “crucé los muros de un monasterio”. Era una tierra desconocida, pero en aquel momento sentí el“hacer de Dios“dentro de mí, redescubrí el ser hija de Dios profundamente amada tal y como era.
Después de  una simple experiencia, en la que aún me resistía a la posibilidad de ser religiosa, ya que ello nunca había entrado en mis planes;  descubrí detrás de aquellos muros,  almas modeladas para un designio amoroso de Dios en busca del hombre.
Irradiaban alegría y transmitían la luz de un Dios que vive, Jesucristo y envuelta en su misterio comencé un  nuevo camino.

  Este seguimiento se hace de momentos presentes llenos del “hoy”, y a la vez cada segundo de la vida, se transforma en un tiempo de eternidad:
            Si has estado enamorado/a, el amor está en ti, y el deseo de encuentro está en todo lo que haces. Aunque no lo veas, aunque vivas desde la distancia, no puedes dejar de pensar en el amor; así anhela vivir mi ser, hacer lo cotidiano pensando en Jesucristo y en su deseo de búsqueda hacia todo el hombre.
Mi ser de consagrada en la Iglesia, es seguimiento de Cristo, desde la forma de vivir de María Inmaculada, al estilo, espiritualidad y carisma de Santa Beatriz de Silva.
María  es la que sostiene cada día mi “sí”, junto a Ella prolongo  el grito redentor de Jesucristo:“que ninguno se pierda”.
    Mi vocación es un gesto inmenso de la misericordia de Jesucristo, que me ha elegido amorosamente para que llegue la salvación de Dios a cada hombre.
Hna. Mª Dolores Higuera Escobar.
RR. MM. Concepcionistas Franciscanas.
Hinojosa del Duque (Córdoba).

1 comentario:

  1. Nos alegra y anima tu testimonio...
    Le pedimos al Señor que siga suscitando, en la Iglesia y nuestra parroquia, vocaciones a la vida consagrada.

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