En la casa de Paco y María Manuela. Entronizado en el año 1932. |
El Corazón de Jesús ha estado muy presente en nuestro pueblo sencillo. A través de esta espiritualidad se ha expresado la realidad profunda de nuestra fe: el misterio de la encarnación y de la redención.
Dios, que nos ama infinitamente, ha querido entrar en nuestra historia, en nuestra vida, tomando un cuerpo y un corazón, para que podamos encontrar lo divino en lo humano. Todos necesitamos un apoyo en la vida, una fuente de esperanza y amor ante las contrariedades que la vida presenta. El encuentro con Jesucristo nos enriquece con dones sobrenaturales para que podamos realizar obras de vida eterna. Dios quiere compartir su ser, su plenitud con nosotros.
¿A quién le interesa hoy Jesús? A quien es consciente de sus propias enfermedades, de su mal, de su insatisfacción, de su pecado...
Jesucristo es el único que puede sanar nuestras heridas, el único que puede enseñarnos y capacitarnos para amar, para entregarnos sin egoísmo a aquellos que tenemos a nuestro lado.
Que el Sagrado Corazón de Jesús, el anuncio del Kerygma, del amor de Dios que sana y salva, vuelva a las familias que lo han olvidado o llegue a los que nunca lo han escuchado.
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