Octubre, mes misionero

«La misión refuerza la fe», escribía san Juan Pablo II. El mes de octubre, mes misionero, nos ofrece la oportunidad de plantearnos y comprender mejor, a la luz de la fe, lo que el Señor quiere de nosotros. Porque la vida es una misión y esta es la razón por la que el Señor nos ha llamado a la existencia. 

Anunciamos y compartimos lo que hemos recibido gratuitamente. En Jesucristo y su Iglesia se encuentra el tesoro que llena de alegría la vida. “Gracias a la fe he encontrado el fundamento de mis anhelos y la fuerza para realizarlos. He visto mucho sufrimiento, mucha pobreza, desfigurar el rostro de tantos hermanos y hermanas. Sin embargo, para quien está con Jesús, el mal es un estímulo para amar cada vez más. Por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres, y muchos jóvenes, se han entregado generosamente a sí mismos, a veces hasta el martirio, al servicio de los hermanos. De la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos… 
Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie: Le haces falta a mucha gente y esto piénsalo. Cada uno de vosotros piénselo en su corazón: Yo le hago falta a mucha gente»”. (Papa Francisco)

A la Santa Virgen María, a San Francisco Javier y Santa Teresa del Niño Jesús les pedimos que intercedan por nosotros y por todos nuestros misioneros, y nos acompañen siempre.